Camine durante toda la
noche, pensando, pensando en ti, en este tortuoso amor, en ese que a veces no
me deja dormir, que a veces me trae de cabeza y hace que me hace cometer mil
errores solo por la simple razón de querer verte y poder sentir el abrazo que
tanto he extrañado… A veces me siento desnuda y sola, ya que aun que mire otros ojos
es imposible no pensar en ti… Muchas veces he deseado encontrarme contigo, pero
con una “tú”más madura, feliz, no quiero encontrarme con la mujer que me cautivo
en un principio, porque sería enamorarme de un recuerdo.
He pasado semanas con
la cabeza en la luna, con la mente en un infierno constante… He pasado meses, probando
el amor de otras mujeres, escuchando las tonadas de otras voces, y el tacto de
otras pieles…
Sábado
12-Septiembre-2009
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Capítulo 1
La música y el humo
del cigarrillo son mi compañía últimamente, la tenue luz de los bares también
lo son y hoy, hoy no es la excepción, el sonido de la música, el suave vaivén
de melodías hace que mi cuerpo y mente entren de un lapso de tranquilidad,
quizás por esa razón me gusta estar aquí, la luz se apaga y uno de los focos
apunta al escenario del bar, ahí una bella joven de 21 años se sienta en uno de
los banquillos, un violín hace su aparición y la chica comienza a cantar, todos
los jueves se presenta y yo estoy acostumbrada a escucharla, a veces toca el
piano mientras canta, es como si ella con su voz le diera el toque final a mi
noche… Su presentación es de una media hora y todo el bar disfruta de su música,
después de cantar, siempre se sienta a mi lado en la barra, apoya su cabeza en
mi hombro y susurra en mi oído “Te extrañe”, me quita el vaso del cual estoy
bebiendo y bebe de el, sonríe y besa mi mejilla; sus manos buscan las mías, las
entrelaza a las de ella, son las 3 de la mañana y nos retiramos del bar, caminamos
a su pequeño departamento, la mujer que canta y que en estos momento lleva mi
mano se llama Isabella Giordano, una joven de cabellos negros con mechones rojizos,
una joven de amplia sonrisa y voz suave, esa voz que al susurrar se vuelve
exquisita, sus ojos, sus bellos ojos celestes que son como el cielo, su contextura es delgada y piel
blanca, posee unos lindos labios carnosos y nariz respingada, de dedos delgados y frágiles,
propios de una pianista y así de esta manera Isabella es la mujer ideal para mi. Su
caminar es un tanto seductor, quizás seductor desde mi perspectiva, la ropa que
usa siempre esta ceñida a su esbelto cuerpo, solo a veces lleva cosas holgadas
y aquellas veces es porque le gusta ponerse mis chalecos luego de hacer el
amor. Su aroma…Isabella tiene un olor muy especial, como a frutos rojos, a
frutillas y arándanos, cuando me abraza su olor queda en mis ropas, cuando
duerme en mi cama su olor también yace ahí…
Entramos al
departamento cierro la puerta y ella se abalanza sobre mi dejándome contra la
puerta, busca mis labios como un alivio a su desesperación, tira el bolso, toma
mis manos y las pone sobre su cintura. Ha pasado casi una semana desde la
ultima vez que hicimos el amor, el beso se profundizo y las lenguas se palparon,
el calor de la situación provoco que poco nos fuéramos desnudando y ahí, ahí la
quise mas que nunca, solo la contemple unos segundos, la apegue a mi
nuevamente, el tacto de su exquisita piel me volvía loca; deslice mis dedos por
su espalda, bese su cuello, lamí sus pechos, mordí sus pezones, quería
demasiado a Isabella, caímos al amplio sofá, la brisa de la noche que se colaba
por las cortinas provocaba un leve escalofríos en ella y buscaba mis brazos
nuevamente, deposita poco a poco besos en mi cuello, en mis hombros en mi
barbilla, con sus dedos delinea la curva de mis pechos y los lleva a su boca,
los chupa y los muerde, no puedo negarlo cuando estoy con ella pierdo un poco
la cabeza.
-Sofía… Sofía- gemía –
Sofía estoy tan enamorada de ti- Decía mientras una de mis manos acariciaba su
sexo, estaba sentaba sobre mis piernas de frente, a cada paso que se acercaba
al orgasmo sus dedos se clavaban en mi espalda, sus labios besaban mis mejillas
y boca, su mano bajo por mi vientre y palpo la humedad dentro de mi y comenzó a
acariciar hasta que llegue al orgasmo junto con ella, se recostó sobre mi y
beso mis manos, se acurruco en mi pecho he hizo que la envolviera con mis
brazos, al parecer su piel se había enfriado quise ir en busca de una manta
pero no me detuvo.
-Deja que me quede más
así, Sofía, extrañaba tu aroma, extrañaba tu cuerpo- Susurró
Las horas pasaron y el sol asomó por el
horizonte, abrí los ojos y no sentí a Isabella a mi lado, levante la cabeza por
sobre el sofá y ahí estaba mirando por el ventanal hacia el amanecer, podía
escuchar como tarareaba una de sus canciones.
-¿Vienes a dormir
conmigo?- Sonreí mientras estiraba mis brazos hacia ella
-Tengo que salir… Tú
sabes- corto mi inspiración
-Sí, lo sé, para mi lástima-
dije con molestia
Me levante del cálido
sofá en busca de mis cosas, me metí a la ducha... Diez minutos más tarde ya estaba afuera y vestida, la mire expectante, me acerque.
-¿Tan pronto te iras?-
pregunto con un dejo de dolor
-Isabella, bien sabes
que me quedaría más, pero tú debes salir y no estoy como para quedarme todo el
día aquí esperando por ti… Cuando te desocupes llámame o…
-Sofía no te molestes-
puso sus manos en mis mejillas
-Molesta no… aburrida
de la absurda situación en la cual estoy por tus silencios- quite sus manos de
mis mejillas.
-Sofía quiero que te
quedes, que me esperes- busco mi mirada
-No… Isabella no soy tu
juguete, quizás esta sea la última vez que este en esta casa, o más bien la última vez en la cual hiciéramos el amor… Nos vemos.
Camine hacia la puerta
y mire de reojo a Isabella que solo me miraba confusa y triste, tome también mis
gafas de sol, por un momento quise volver, abrazarla y decirle “Me quedare y te
esperare” Pero no… Cerré la puerta tras de mi.
El día estaba caluroso, solo voy
con una polera holgada y gafas de sol, me dirigí a casa, no voltee a ver como
desaparecía del panorama el departamento de Isabella que esta en el 7 piso el
cual es el último, no sé si para mi fortuna o desgracia, en su casa no tenia
casi nada de mi ropa, puesto que no solía quedarme a dormir, pero por el
contrario ella si lo hacía en mi casa, mi habitación estaba cubierta de pequeños
detalles de esta mujer, entré de manera sigilosa, por fin estoy en mi
habitación y odie profundamente cada cosa de Isabella, escuche que tocaban a mi
puerta y luego un rostro más que familiar se asomaba, era la linda Camille… Si
“linda” porque lo es, con sus sonrisas, sus cariños furtivos, sus abrazos de
sorpresa cuando yo estaba absorta en mis pensamientos, sus tasas de café a
altas horas de la noche en esas noches frías mientras yo trabajaba en algún
proyecto, y también por su rostro y su físico, somos casi de la misma estatura
1.65 y de la misma edad, ella es muy pálida, tiene los ojos cristalinos de un
verdoso profundo, sus mejillas son levemente rojizas como si constantemente
estuviera ruborizada, su cabellos son, como decirlo ¿castaños? Mejor dicho rubios,
lleva el pelo hasta los hombros, aun que la mayoría de las veces lo lleva
recogido y así también se ve linda, su voz, no sé porque pero siempre puedo
recordarla… Entró a la habitación y directamente se tiro sobre mi cama, yo
permanecía sentada en mi escritorio mirando algunos trabajos que había
pospuesto, Camille estiro uno de sus brazos y atrajo mi silla hasta ella, me
miro con sus bellos ojos y se mordió los labios, solo suspire y la entendí, me
acerque mas y rocé sus labios, poco a poco me fui posicionando sobre ella, pero
no llegue nada mas, solo la bese y no era por excitación si no que era de cariño,
sus besos siempre están dotados de ternura, de complicidad, sus caricias son
tan delicadas, siempre, siempre se ha comportado tan dócil y yo tan mimada con
ella, es que la adoro.
-Sofía… Discutiste con
Isabella ¿cierto?- su voz sonó algo distante
-Algo así… Sabes a lo
que me refiero
-Por que no la dejas… ¿No
sería más fácil?
-No lo sé…
-Bueno da lo mismo, se
que siempre volverás a casa, se que tus labios también son míos y que aunque la
estúpida de Isabella te tenga, se que estas mas cerca de mi que de ella… Oh!
por cierto hoy la veré, tengo algunas cosas que ajustar con respecto a sus
presentaciones
¡Lo olvidaba!...
Camille, es pintora, muy reconocida por cierto, y también la persona que
arreglaba las presentaciones de Isabella, irónico ¿cierto? Las dos mujeres con
las cuales me acostaba eran amigas o algo así… Si, se puede pensar que soy una
persona mala y perversa y quizás lo soy… Pero Isabella tiene novio, si un novio
esplendido aun que no recuerdo como se llama, pero se que el adora a su novia,
siempre le envía flores o la llama en la noche antes de una presentación, a
veces estaba presente y con eso tengo que soportar el hecho de que se besen en mis
propios ojos, o que pasen por mi lado tomados de la mano, al final se podría
decir que solo Camille es inocente por el simple hecho de que no besa a nadie
mas que yo, y yo…yo tengo el corazón dividido…
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CONTINUARÁ...