La Historia de Lisa II
-Queda muy lejos de la universidad- Pregunto aun abrumada Lisa
-No tanto, no te preocupes, no te voy a violar- se rió y su acompañante se sonrojo.
Cómo podía ser que una persona que había conocido hace horas, la había realmente cautivado, pero trato de alejar ese pensamiento y se concentro en el paisaje que le entregaba el viaje en auto, se sintió maravillada, vio grandes álamos, cerezos, el cielo azul fantástico y el sol infiltrándose entre los arboles, hacia de todo el lugar un paraíso.
-Estamos a punto de llegar- y Gabriela apunto a un gran portón que esta a unos 10 metros y Lisa vio un sendero de flores, que demarcaban el camino a la casa de la arquitecto, Lisa se sentía nerviosa, sabia que algo grande iba a suceder hoy, su cuerpo le indicaba eso, estaba ansiosa y extrañamente feliz, le sonrió a Gabriela, por fin entraron a la parcela, que en su placa de decía "
Four Leaf Clover" miro al suelo y todo la entrada estaba cubierta con tréboles y algunas flores. ambas bajaron y entraron a la gran casa, Gabriela tomo de la mano y la guió dentro de la casa, le mostró la cocina que por cierto era gigante con muchos implementos de cocina e impecable cada rincón, pasaron por el gigante comedor con muebles algunos antiguos y otros que se notaban recién construidos por Gabriela, la llevo a un taller, donde se encontraban planos, materiales, fierro y maderas, pero todo ordenado, en ningún momento se soltaron de la mano, incluso Gabriela la tomo mejor entrelazando sus manos con la de la futura profesora continuaron el recorrido por la casa hasta llegar al gran patio, que tenía una piscina gigante.
-Que te parece mi humilde morada-
-Pero todo esto es tuyo
-Mis padres dicen que es mía completamente, en el testamento esta estipulado así
-Pero no hay nadie con quien compartas todo esto
-No, soy hija única - se rió un poco- y nadie con quien compartir todo esto...Bueno pero vamos a lo que vinimos, cocinare para la dos, si quieres te quedas acá o me acompañas- Gabriela soltó su mano y entro a la cocina, Lisa la siguió y algo tímida busco la mano de la joven y la volvió a tomar, pero se cuestiono sobre lo que estaba haciendo, así que la soltó bruscamente.-
-Lo siento, yo no quería
-Qué cosa?- sonrió de medio lado
No dijo nada, no se atrevía a decir que no entendía a Gabriela ni a ella misma, es que no le estaba tomando la mano como a una amiga, eso era imposible, no ha pensado en Gabriela como su amiga, la mira de una manera diferente, es que realmente le gusta, le gusta su forma de ser, o lo poco que ha visto, le gusta el toque de sus manos, la sonrisa de medio lado que se forma en ella de manera espontánea.
Veía como Gabriela, comenzaba a sacar cosas de la alacena, de la cocina, y comenzó a cocinar, Lisa, la miraba tratando de descubrir a la arquitecto, descubrir algún gesto que sabia que le encantaría, quería saber, saber todo, su corazón estaba desbocado, toco su pecho y era cierto, latía tan fuerte, pero era una sensación tan cálida.
-¿Qué pasa, te siente mal?- Gabriela, puso su mano en el pecho de Lisa y esta dio un pequeño brinco- -Oh late muy fuerte, ¿te quieres recostar?
-No, no, si estoy bien- respondió
-Bueno, cualquier cosa me dices, el almuerzo no tardara mucho en estar, hice un poco de carne y arroz, la ensalada esta lista, solo esperemos unos minutos más... Dime, que me cuentas de tí, te he visto tantas veces en el campus, pero nunca me he atrevido a hablarte jejeje-
- Oh!- exclamo sonrojada- Por qué no? tengo muy mala cara?-
-No no, es que siempre te ves tan ocupada, pero siempre te vez tan bonita, pienso que no te das ni cuenta de todo lo que te rodea, no te das cuenta de todos lo que te miran cuando pasas por los pasillos, de todos los que con solo mirarte se enamoran de ti- dijo de manera tan tranquila, mirando fijamente a Lisa, mirándola de tal manera que se sintió intimidada, ¿como alguien le podía decir eso sin chistar? Sintió mariposas en su estomago, esto era demasiado, quería huir, quería huir de la sinceridad de Gabriela, de cierta manera la estaba matando y reviviendo a la vez, que era lo que buscaba la arquitecto, que era lo que buscaba ella misma, que era eso que tanto deseaba Lisa en los ojos de una apacible Gabriela, quería sentir sus manos, la calidez que poseía, se estaba enamorando a primer vista o a segunda vista, todo esta era demasiado para ella, para alguien tan joven que en su vida había amado a alguien, tenía 22 años, unos simple años en los que nadie la había mirado a los ojos y escudriñado en su alma.
-Esto es demasiado para mi Gabriela, no puedes decirme todo eso- prácticamente la reprendió
-No estoy diciendo nada malo, solo hablo lo que pienso de ti..- sonó el horno- La carne esta lista, pondré la mesa, me ayudas- sin mas se levanto como si no le importara nada de lo que decía Lisa, Gabriela era una persona extraña. la joven la acompaño, ayudo a poner el mantel, pusieron los vasos y servicio correspondiente, puso jugo natural de arándanos en la mesa y Gabriela sirvió, la carne y el arroz sabia demasiado bien, la ensalada tenia el aderezo perfecto, todo estaba demasiado sabroso, era verdad, la prominente arquitecto tenia un buen sasón.
-Quieres postre? Tengo fruta en conserva, helado de fresas, de chocolate, dime y yo te sirvo lo que quieras-
-La verdad quiero irme a casa- Respondió triste, sentía demasiadas cosas en tan pocas horas y eso la había puesto un poco mal
-Tan pronto... Perdón por monopolizar tu tiempo, tal vez fue un poco brusca..- Dijo con un toque de tristeza-. Te iré a dejar, buscare las llaves, tus cosas están en el comedor, te esperare afuera-
Busco sus cosas, miro el lugar y se sintió triste, es que estaba tan a gusto con Gabriela, pero estaba aterrorizada, ¿que debía hacer y que quería hacer?, salio al ante jardín y ahí estaba Gabriela montada en su auto, con la mirada totalmente diferente, no era fría ni había atisbo de molestia solo no había nada.
-Dame la dirección de tu casa, o quieres que te deje en otro lugar
-No es necesario, puedes dejarme en la universidad.
-Cómo quieras
El camino se volvió algo tedioso y triste, algo doloroso, Gabriela no la miraba, solo cantaba en voz baja una canción que Lisa jamás había escuchado, tarareaba algo en japones, algo que la joven estudiante de pedagogía no entendía ni un poco, pero con esto el ambiente no estaba tan tenso, hasta que poco a poco comenzaron a ver grandes edificios, estaban cerca del campus de la Universidad, eran las 3 de la tarde y el calor se había vuelto insoportable, ya cuando estaban en el campus de educación Gabriela se detuvo.
-¿Está bien por aquí?- Lisa asintió- Espero verte el viernes en mi casa, gracias por almorzar conmigo
-No, no gracias a ti por invitarme a tu casa- Lisa se acerco para despedirse de Gabriela, pero algo fue mas fuerte que ella y de una tan forma natural le dio un casto beso en los labios a la arquitecto, la cual quedo impresionada y trato de tomar por el brazo a Lisa, pero esta huyo del auto y corrió sin rumbo alguno por el campus de educación para esconderse y espero a que Gabriela se fuera, cosa que fue difícil, porque esta ultima aun la buscaba por el campus, pasaron unos largos 10 min hasta que se fue.
-Pensé que esto no tenía fin... Pero que hice!- Sacudió su cabeza negando lo que había hecho y se fue a casa, la que no estaba tan lejos de la universidad, camino de manera lenta, tratando de despejar su mente, llegó a casa, ahí su madre ni la saludo, su padre Luis era un hombre arisco en ocasiones, pero por lo menos se dignaba a ser cariñoso con la joven estudiante y le pregunto si quería almorzar pero Lisa negó y solo se fue a su habitación, miro el reloj, solo eran las 4pm y lo único que tenia que hacer era estudiar y se sintió profundamente sola, triste y atrapada en su propio hogar. Se miro al espejo analizándose, estaba más delgada, aun que esto no le sentaba mal, tenia una sonrisa bonita y eso lo sabia, su cabello era con ondas a veces lo alisaba y su rostro cambiaba cuando hacia eso, era de estatura mediana, generalmente usaba vestidos y le encantaban, pero a pesar de ser tan guapa, era una persona tímida con los demás, no dejaba que las personas la conocieran tanto, siempre desconfiaba de todos, su baja autoestima a veces le jugaba una mala pasada, pero esta baja en su amor propio era a causa de su madre Eugenia De La Cuadra era una mujer egoísta y desagradable, capaz de pasar a llevar a cualquiera que no le cayera bien e incluso a sus propios hijos y eso para Lisa era devastador, por eso todos los hermano de ella, no vivían en la cuidad, la mayoría se había buscado la vida fuera del país, que solo venían a casa en el cumpleaños la estudiante que era la menor de 4 hermanos e incluso preferían ver solos a su hermana y sentirse como una verdadera familia, pero también se detuvo a pensar en que diría su familia si supieran que se estaba enamorando de una chica, de una mujer, algo que sería totalmente anormal y esto le daba miedo, pero le daba más miedo aun darse cuenta de lo que estaba sintiendo.