Francesca podía sentir la leve respiración de su amiga, pero también su corazón, noto como latía demasiado fuerte, pero no sucedió nada, Romina solo se quedo ahí, apoyada en el hombro de su amiga, pero cualquiera que las hubiera visto pensaría que eran novias, era cosa de mirarlas, demasiado melosas para ser solo amigas, incluso la gente que pasaba cerca y la hermana de Romina miraba a las chicas como si fueran pareja, cosa que hizo sentir bastante incomoda a Francesca.
-Vamos a caminar un rato- Hablo ya un poco más calmada, se puso de pie y le extendió la mano a su amiga, la que sonrió dulcemente, pero en ningún momento soltó la mano de la pelinegra.
Caminaron cuadras y cuadras, hasta que llegaron a una avenida, estaban en la esquina de una fabrica no andaba mucha gente por ese lugar, la verdad pasaron dos o tres personas, Romina miraba de manera expectante a su amiga, mientras que Francesca solo desviaba la mirada a cualquier lado, sabia que si la miraba fijamente no se iba a controlar y la iba a besar, cosa que no podía hacer, supuestamente amaba a Kate y no podía hacerle eso, tampoco solía hacer eso, odiaba los engaños pero jamás se había enfrentado a algo semejante, a una situación exquisitamente tentativa pero si lo hacia como se iba a sentir, como iba a mirar a su novia, mientras reflexionaba Romina se había sentado en el suelo en la puerta de la fabrica y al darse cuenta se hinco frente a ella.
-No sé que estoy haciendo- susurro para sí
misma y de un momento a otro Romina la había besado y Francesca no se pudo
contener y correspondió su beso, sabía que estaba totalmente mal, pero esos
labios que sabían a frambuesa la tenían vuelta loca, entre besos y beso, los
labios de la pelinegra estaban en el cuello de la castaña, quien gemía seximente
y abrazaba más a su amiga quien sentía como poco a poco la castaña abría las
piernas y comenzaba hacer movimientos pélvicos, se abrió el cierre del pantalón
y tomo la mano de Francesca guiándola al interior de su prenda íntima, esta última
suspiro al darse cuenta de lo mojada de su compañera, siguió besándola con más
fervor y también masajeando la intimidad de Romina y esta no paraba de gemir de
placer, Francesca coló una de sus manos en los pechos de su amiga.
-No son tan grandes como quisiera-dijo
ruborizaba
-No importa- respondió y subió la polera
de su amiga dejando al descubierto los firmes y redondos pechos de su amiga,
los contemplo, pero no tardo en acercarse a uno de ellos y llevárselo a la boca
para saborearlo una y otra vez, mientras que con la otra mano estimulaba es un
ejercicio armonioso a Romina.
-Oh... introduce tus dedos en mi quiero
sentirte- gimió y Francesca acato la orden, metió tres dedos los que resbalaban
por los líquidos de su amiga...- sigue así pronto acabare... Espera-
interrumpió el acto- se puso de pie, se bajó los pantalones, se apoyó en la
pared y puso sus nalgas hacia Francesca, quien no creía lo que veía, su amiga
estaba en todo su esplendor mostrándole su cuerpo sin tapujos ni vergüenzas
-Lámeme por favor y entra en mí, quiero
sentirte
-Pero... Todos nos verán- respondió
ruborizada hasta las orejas
-No hay nadie mira y estamos a oscuras-
respondió mirándola desde la espalda.
Así Francesca se acercó al manantial de su
amigas y primero olio aquel néctar y sintió su corazón latir a mil, toco un
poco con sus dedos a lo que Romina gimió, para luego lamer directamente la
intimidad de la que en ese momento era su mujer, las piernas de su compañera
temblaban y Francesca estaba maravillada, jamás pensó que su inocente amiga
fuera en realidad tan descarada, así siguió en su labor la cual le encantaba, jamás
había tenido sexo en la calle y era bastante estimulante, continuo lamiendo una
y otra vez mientras que entraba y salía de su amiga con sus dedos, la que poco
a poco comenzó a moverse más lo que indicaba que estaba a punto de acabar y
Francesca sintió como los adentros de su amiga apretaban su mano señalando que
había llegado al delicioso orgasmo. La pelinegra se puso de pie y comenzó a
vestir a su amiga, quien estaba roja de la vergüenza y la abrazo, dándole un
beso cerca de la oreja.
-No me mires Fran... No quiero que me veas así- susurro
-Pero que dices... Romina ya te vi lo suficiente... No te avergüences- respondió casi riendo
-Fran sabes por qué hice esto?
-De caliente?
-No!, eres tan insoportable
-Hey no te enojes hace un rato no parecías así
- Hice esto por que siempre, desde que te conozco me gustas y la verdad cuando te vi de nuevo sentí que te amaba... Que te amo, por eso quise entregarme a ti.
Francesca la miro impresionada, jamás pensó que su amiga tuviera unos sentimientos tan fuerte, ahora todo se había complicado y solo había una salida.
-Romina... Yo, yo no puedo corresponderte, me gustas, siempre lo has hecho y te encuentro hermosa, lo de hoy ha sido una de las mejores cosas que me han pasado, pero yo estoy enamorada de otra chica y esa chica es mi novia hace 2 semanas y no pienso abandonarla por esto.
-Dices que no significo nada, que solo estabas teniendo sexo conmigo...- Dijo entre sollozos
-Si- Respondió sin siquiera mover un músculo
-Y dices que amas a tu chica?
-Si la amo y eso nadie lo puede negar, lo de hoy fue un error olímpico- Sonrió de medio lado, sabia que se había equivocado y solo lo admitía
-Llévame a mi casa ahora!- Le grito y se fue caminando delante de Francesca
-Para que me dices que te lleve si vas delante de mi
-Entonces déjame hasta aquí
-Como quieras- Francesca estaba cruzando la calle
-No!- grito y camino hacia Francesca y le dio una bofetada para irse corriendo a su casa.
Así Francesca llego a su casa, con la mejilla roja, tomo su móvil y marco el numero de su novia
-Aló amor?
-Hola Francesca... Cómo estuvo tu día?
-Bien, estoy un poco adolorida pero bien... Kate puedo ir a verte a tu casa, quiero dormir contigo hoy- pregunto amablemente y sonrió de manera dulce, hoy necesitaba a su mujer.
-Claro... Te espero
-Kate... Te amo demasiado
-Yo también te amo Francesca.
Fin.