viernes, 22 de junio de 2012

Reencuentro. parte 1

3 años atrás

Hace años que se conocían, la primera vez que se vieron fue cuando tenían 8 años y su amistad se consolido instantáneamente, en ese tiempo los sentimientos siempre  fueron de amistad, pero adoraba su tiempo junto a ella así estuvieron juntas hasta los 12 años y como todas las buenas amigas, fueron separadas por asuntos que no tienen que ver con ellas, porque ambas toman caminos diferentes.

El verano ya había aparecido, las noches estaban ideales para salir a caminar, disfrutar de cualquier panorama hasta la madrugada, la que era sumamente refrescante para cualquiera que necesitara aire puro, así Francesca no era la excepción, esa noche iría a ver una obra de teatro junto a varios amigos, la obra era cerca de su residencia. Entro al teatro el cual estaba repleto, alguno de sus amigos actuaban ahí, por eso la razón de su presencia , luego de disfrutar, reír e incluso sentir nostalgia en la obra, al terminar salio del lugar a tomar un poco de aire puro ya que se sentía ahogada adentro, ahí mismo se encontró con unos amigos que participaban en las obras de aquel teatro, mientras conversaba animadamente escucho algo que hace mucho tiempo no escucha; alguien la había llamado por un apodo "Fran" solo una persona conocía, volteo y ahí la vio, frente a sus ojos estaba Romina, la chica que dejo de ver cuando tenían 12 años, ahora tenían 23 años, "Mina" como la llamaban todos sus amigos, se había convertido en una mujer guapísima, llevaba el cabello castaño suelto, liso un poco más abajo de los hombros y su sonrisa blanquecina estaba tal como su amiga la recordaba, pero ahora tenia una figura estilizada, llevaba unos jeans apitillados y una polera sin mangas, ajustada perfectamente a su cuerpo, además se veía más alta que Francesca la que estaba atónita, no creía lo que veía y menos que su amiga la recordaba, por primera vez en mucho tiempo sintió que el corazón se le salia, Mina se acerco a ella y la abrazo, susurrando en su oído "Te extrañe demasiado", Francesca la miro tan extrañada, pero raramente feliz, así rompió el abrazo para irse, pero la pelinegra la detuvo.

-Oye te irás así sin más- balbuceo nerviosa, ahora si no entendía nada, tal vez florecieron esos sentimientos que se había disfrazado como amistad, pero ahora le parecía extraño.

-Debo volver a casa, debes ir a verme, sigo viviendo en el mismo lugar de siempre, prométeme que iras mañana- Sonrió y acaricio la cabeza de la Francesca.

-Deja de hacer eso, ya no somos niñas- rio- Si iré 

-No faltes- y beso su mejilla.

Volvió a casa prácticamente corriendo, debía calmarse, algo andaba mal dentro de ella, cualquiera diría que estas cosas pasan, es decir el encontrarse con un amigo o amiga que te gustaba y volver a sentir lo mismo, incluso decirlo aun que estas personas son del mismo sexo, pero el problema no radicaba en ello, si no, en que Francesca tenía novia, Kate, con la que solo llevaba 2 semanas, pero había sido un amor fulminante o eso creyó ella, su móvil comenzó a sonar, saco este y vio de quien se trataba, era Kate.

-Hola amor, ¿cómo lo pasaste?-

-Bien, muy bien cariño- sonrió al pensar en Romina...- pero estoy un poco cansada

-Entonces mañana quédate en casa y salimos otro día, sé que no has descansado mucho estos días... Recuerda te amo!, besos mi amor y pasado mañana te voy a ver, hablamos por msn.

-Si mi amor, yo también te amo! No sabes cuanto... Ya, nos vemos pasado mañana, tráeme algo rico y me regaloneas, TE AMO!- Respondió la pelinegra, era verdad, amaba a Kate por sobre todo, siempre quiso una mujer como ella, así; dulce, buena por naturaleza, aun que tenía un genio bastante fuerte, incluso eso le gustaba, aun que la aparición de su antigua amiga no la hizo dudar sobre el amor que sentía por su novia, sintió miedo de lo que podía llegar a hacer, tampoco quería engañarla, pero el sentimiento resurgido la tenía dubitativa acerca de sus acciones.

Al día siguiente, se paseaba de un lado a otro por la casa, su familia la miraba extrañada, su hermano menor le pregunto si había peleado con Kate, pero solo negó con la cabeza, para ocupar su mente en otras cosas, comenzó a preparar algunos informes para el trabajo, tenía pensado ir a la casa de Romina cayendo la noche, el día paso rápidamente, cuando vio el cielo apunto de volverse negro azulado, busco la ropa que se pondría, busco unos jeans negros apitillados, zapatillas del mismo color, una polera blanca y una chaqueta gris, esta vez llevaría el cabello suelto, ya que la noche anterior lo tenía atado, se miro al espejo un par de veces ya que su vanidad aparecía de vez en cuando, ya no aguanto más y salio a la casa de la castaña, trato de caminar lo más relajada posible, pero no lo logro, se demoro 15min en llegar, respiro hondo y toco el timbre el cual tenía una musiquilla a lo que rio sintiéndose más tranquila, pasaron unos segundos y una mujer de unos 50 años abrió la puerta.

-Hola... ¿A quién buscas?- pregunto
-Se encuentra Romina?
-De parte de quién?
-De Francesca
-Oh! eres la niña con la que se juntaba mi hija, tanto tiempo, pasa pasa- dijo la mujer y después le sirvió un vaso de jugo

Así Francesca se encontraba en el living de la casa, jamás había entrado a esa casa, bueno Romina tampoco había entrado a la casa de su amiga, después de unos minutos la castaña llego.

-Hola... Nos vamos?- pregunto amablemente

-Claro!... Hasta pronto, fue un gusto verla nuevamente

-El gusto fue mio, no vuelvas tan tarde hija.

- Si mamá

Caminaron cerca de la casa de Romina y no decían palabra alguna, se sentaron en la entrada de una casa que estaba en venta, el silencio no era incomodo para nada, era como si nunca se hubieran separado, Romina tomo del brazo a Francesca y se apoyo en su hombro, acercándose peligrosamente a su amiga.

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CONTINUARA...




martes, 12 de junio de 2012

Recuerdos de Lluvia

Hace 8 años atrás tal como el día de hoy la lluvia caía de manera intensa, creo que era el mes de Junio y las lluvias se acentuaban de manera extraña sobre todo en las noches...

Ya eran las 11pm demasiado tarde y esperaba el autobús para volver a casa, se estaba empezando a preocupar de sobremanera, miraba de reojo el móvil y ya marcaban las 11:30pm, Francesca de cabello negro azulado y unos profundo ojos cafés, había pasado toda la tarde con su novia cerca de la casa de esta ultima, perdiendo así la noción del tiempo y olvidando todos los problemas, hasta que noto que la lluvia comenzó a hacer estragos y con ellos quedarse sin locomoción para volver a su casa.

-Es muy tarde para que te vayas Fran- hablo con dulce voz la chica que sostenía su mano.
-Lo sé... Pero debo volver, mañana tengo cosas que hacer y nunca me he quedado fuera de casa Antonia- respondió Fran bastante afligida.
-Pero es muy tarde y quizás te puede pasar algo- volvió a decir Antonia y abrazaba a la pelinegra.
-Tienes razón, es mejor que no me vaya- sonrió- Me iré a la casa de mi amigo que vive por aquí cerca- respondió, mientras que con el paraguas se cubrían de la lluvia...
-Es mejor que te vengas conmigo, no creo que puedas quedarte en su casa, tal vez su mamá pensara mal- dio justo en el clavo.
-Cierto-. respondió pensativa... -Y... si me voy a quedar ... Contigo- Dudaba demasiado- Tal vez no te dejen, mejor espero un poco más y me voy- Volvió a dudar

-Pero... Déjame preguntar- hizo un puchero- Además esta lloviendo muy fuerte.
-Pero si tengo paraguas- dijo tontamente

-Ven, vamos a preguntar mejor- y la tomo de la mano, llevándola a su casa para hacerla esperar en el portal, tardo unos 5min y volvió.
-Sí te puedes quedar- dijo para luego sonreír amablemente

Francesca entro a la casa, no era la primera vez que estaba ahí, llevaba algo de dos semanas con Antonia, quien era demasiado hermosa; rubia de cabello ondulado, hasta las cintura, con rasgos italianos, unas pecas en las mejillas y nariz, ojos verde esmeralda, media 1,65mts más alta que Francesca y de 17 años como su novia, de figura estilizada, tenía completamente embobada a la pelinegra

-Entra a mi habitación, te traeré algo caliente.
Francesca se sentó en la cama, estaba demasiado nerviosa, esta era la primera noche con su novia, pero tampoco quería que fuera así, es que amaba a la joven Antonia, pero le parecía un poco excesivo pasar una noche juntas tan rápido, tampoco pensaba en sexo ni nada, solo que la ponía nerviosa estar en esa situación con la mujer que amaba, además sumado a que nunca se había quedado fuera de casa y el solo pensar en que dirían sus padres le ponían la piel de gallina...

Antonia volvió con dos tasas humeantes de té con canela y además los padres de su novia traían cosas para comer para el par de tórtolas, aun que obviamente los adultos no tenían ni idea de lo que pasaban ambas chicas cuando salían juntas, los adultos luego de saludar a Francesca se retiraron de la habitación a dormir, ya eran la 1am. La rubia miro un poco preocupada a su novia, la cual solo tenia una expresión afligida, así que se acerco a ella abrazándola, cayendo ambas sobre la cama.

-Tranquila, sé que tus papás no te dirán nada ¿ya?
-No lo sé
-Piensa positivo ya?- la rubia le hizo ojitos a lo que la pelinegra sonrió más relajada
-Comemos mejor?
-Sip

Devoraron lo que le habían traído y también habían reído de una que otra anécdota del día ya pasado, hasta que de a poco la pelinegra comenzó a bostezar una y otra vez y su novia también.


-Vamos mejor a la cama... Te estas durmiendo aquí mismo
-Bueno
-Espérame, me pondré pijama- Antonia, fue a cambiarse al baño, mientras tanto, la peliazul se sacaba los zapatos y el sweter que llevaba para quedar en pantalones y polera, se metió a la cama, miro el techo, cerro los ojos y pudo agudizar su oído para poder escuchar la lluvia, que ya en ese momento tenía melodía propia y suspiro, se sentía de verdad relajada, la lluvia tenía ese efecto en ella, hasta que escucho la puerta y vio a su novia asomarse, traía el cabello más revuelto y se notaba agitada, rápidamente apago la luz y se metió a la cama que compartiría con su novia. Ambas quedaron frente a frente, sus respiraciones se convertían en vapor, se tomaron de la mano para producir un poco de calor, se besaron levemente y rieron por lo bajo.


-¿Dormirás así?¿con tantas cosas?
-Pero si no tengo pijama
-Pero si duermes con ropa, estarás muy incomoda y no podrás descansar-

Así Fran, le hizo caso, se saco el jeans, los calcetines y también la polera, quedando solo en sostenes frente a su novia quien podía distinguir la blanquecina piel de su amada por la luz que se filtraba en la ventana. Antonia abrazo a Fran y la beso, primero suavemente, hasta que la pelinegra estiro sus brazos y apego más a la rubia a su cuerpo desde la cintura y comenzando a desnudarla, en cuestión de minutos la pecosa ya no tenía ropa y Fran tampoco. Comenzaron a explorar sus cuerpo de manera temblorosa, solo se había besado, nunca se habían tocado, así se estaban conociendo nuevamente las amantes, besando los pechos de la otra, dibujando lo torneado de sus piernas, la pelinegra sostenía a su novia abrazándola por la espalda, besándola y recorriendola con sus manos, rozando delicadamente su parte intima, Antonia se volteaba a ver a su novia y besaba sus pecho, para también colocar su mano derecha en el manantial de su joven novia, provocando que su piel se erizara y que se apegara más a ella, levantando la cadera y creando un rítmico movimiento de vaivén, haciendo que ambas llegaran al zenit.


La noche se lleno de suspiros, de gemidos ahogados en la sabanas y risillas nerviosas. Así fue como las novias sellaron su amor, el cual no recuerdo cuanto duro exactamente, pero si no hubiese sido por la lluvia quizás jamás hubiesen dado ese paso el que fue llenado por la excitación, el romanticismo y la sinfonía creada por la lluvia.


Fin.