Necesitaba un baño urgente, aun que ¿Para qué tanta parafernalia?, si solo saldría con una puta, pero aún así debía ir presentable, Gabriela tampoco era una mujer descuidada, por lo tanto fue a su casa de igual manera y ahí por fin, medito sobre ir o no, sobre ir a la casa de los Spinoza, pero ¿Por qué no disfrutar de un ambiente diferente al del hogar de su compañero de trabajo?, así que se baño lo más rápido posible, eligió un lindo conjunto, pantalón negro, una polera gris y un blazer negro también, peino su cabello en una cola de caballo, se maquillo un poco, algo de brillo en los labios y estaba completamente lista, escucho su celular y por el tono de este supuso que era un mensaje, pero lo ignoro, salio a toda prisa.
Miro su reloj, las 9:15 estaba bien en la hora, iría en auto, saco de su chaqueta la tarjeta de la joven, reviso la dirección, extrañamente la joven vivía cerca del trabajo de Gabriela, así que en 10min. estaría ahí y así fue, se encontró afuera de un lujoso edificio, lo miro bien incluyendo la placa que sirve de presentación de los edificios y en esta se encontraba inscrito el nombre de la arquitecto y lo recordó; el edificio en cuestión era uno de los primeros proyecto en los que participo, ahora si todo le parecía una broma, rió un poco y se dispuso a entrar en aquel edificio, este tenía 30 pisos y cada inquilino era propietario de un piso completo, además todos poseían una llave del ascensor, por lo tanto para subir se requería permiso del propietario. Gabriela se acerco al conserje para preguntar por Joan, el hombre de edad le otorgo una llave que la llevaría directamente donde la joven, esas llaves se introducían en una cerradura especial, según la llave era el piso, Joan vivía en el piso 30 y por lo que podía recordar este era el más grande de todos, saco conclusiones, al parecer la cabaretera era una mujer con mucho dinero o muchos amantes, imagino que hasta políticos, mafiosos y tipos de esa calaña, se habían acostado con la meretriz y en un momento sintió asco, no podía imaginar las cosas que hacía y aun que fuera un trabajo le parecía atroz que una mujer tuviera que usar esas estrategias para ascender en la vida ."Todos tenemos motivos para ser quienes somos" pensó, ya estaba en el piso 29, reviso su reloj, las 9:30 en punto, arreglo un poco su chaqueta, respiro hondo, los nervios estaba apareciendo, escucho la campanilla que indica la llegada al piso en cuestión. La puerta abrió de par en par, frente a ella, estaba el piso mas lujoso que podía haber imaginado, inspecciono todo con mirada critica, pero lo más extraño era que aun no aparecía su anfitriona, comenzó a sospechar que era una jugarreta del propio André, ¿Por qué como una cabaretera podía tener semejante lugar para ella sola?
Escucho unos ruidos extraños, más bien el ruido de alguien cayéndose, y ahí despertó de su letargo, caminó rápido al lugar donde había escuchado el sonido, entro despacio y no le dio crédito a sus ojos, frente a ella, un hombre corpulento, semidesnudo y con un gran tatuaje en el brazo, forcejeaba con la rubia, que estaba completamente desnuda y de un momento a otro cegada por la rabia Gabriela se abalanzo sobre el hombre, el cual solo con agitar su brazo se la saco de encima, pero la joven se lanzo nuevamente con las fuerza que tenía y logro que el hombre soltara a Joan, quien gritaba una y otra vez desesperada sin saber que hacer, el hombre se acerco con mirada asesina a Gabriela, la tomo por el cuello tratando de asfixiarla, pero la arquitecto un poco mas rápida le dio un golpe bajo en los genitales y el hombre callo estrepitosamente quejándose, pero tomo una pierna de la arquitecto haciéndola caer, la arrastro hacia él y le quebró el brazo derecho a la joven y seguido de eso un puñetazo en la nariz, la cual sangro estrepitosamente, el dolor era demasiado fuerte, Gabriela solo gritaba, con la cara toda ensangrentada, pero llena de adrenalina con el brazo libre y con todas sus fuerzas le dio un golpe en la cara al corpulento hombre que aun yacía en el suelo, le dio uno en el ojos y cuando el hombre se cubrió y la soltó, rápidamente se puso de pie y con la pierna derecha le dio una patada en la cara y le piso la mano hasta sentir como se quebraran los huesos de este, el agresor quedo inconsciente tal vez de dolor o quizás Gabriela le dio en una parte delicada, pero así rápidamente llamo a la policía, minutos más tarde, las jóvenes se encontraban en el hospital, ya que al ver el desastre que había quedado en el departamento y el estado deplorable de Gabriela y unas evidentes marcas de golpes en Joan, fueron llevadas ahí y un hombre de unos 40 años les tomaba declaración a las jóvenes y el matón de turno estaba abajo siendo llevado a comisaría.
-Cuénteme Señorita Klimt, ¿Qué fue lo que paso?
-Bueno, yo venía por la señorita, la llevaría a cenar, pero cuando llegue escuche ruidos extraños, así que fui a ver y fui testigo de como el hombre trataba de violar a la señorita y trate de sacárselo de encima, forcejee con él, como ve mi brazo derecho está hecho un desastre y me dio un golpe en la nariz, y yo me tuve que defender como pude.
-Así veo... Señorita Klimt gracias por su declaración, pero su deber era llamar a la policía primero, no dárselas de héroe, luego sera llamada a declarar a un tribunal, el hombre con el cual paso todo es un fugitivo, muchas gracias por su ayuda de todas formas.
A Joan le habían tomado declaración por separado, así que pasaron unas horas para que pudieran verse, Gabriela permanecía recostada en una camilla, ya que al parecer no solo tenía el brazo quebrado si no que un esguince en el pie izquierdo, por lo tanto no se podía mover mucho, lo único que hacía era quejarse y suspirar.
-Pero quien me manda a hacer de heroína, si soy una debilucha- se decía así misma en voz alta
-Pues yo no pienso eso...- Escucho la voz de la rubia, que entraba a la habitación- Gracias por salvarme-
-No me las des... Cualquiera hubiera hecho lo mismo- Hablo recta, casi rabotica.
-Ahora yo te debo mucho- Se acerco y le acaricio la frente, se sentó en una silla cercana a la camilla
-No debes hacer nada por mi...-Hablo casi suspirando...-Solo una última cosa... Toma mi celular y busca el nombre de André Spinoza y llámalo para que me venga a recojer
Dicho así, la joven marco pero no contestaba hasta que por fin atendió, pero no era la voz de el, si no la de una chica, la voz de Lisa.
-Gabriela? estás con André?
-Disculpe...No habla con Gabriela, pero ella necesita que la vengan a buscar a la clínica Almeida, puede decirle al señor Spinoza que venga por ella.
-¿Qué le paso a Gabriela?, yo soy amiga de ella, soy Lisa la esposa de André
-Tuvo un accidente
-Voy para allá- y colgó, Joan le entrego el celular a Gabriela
-Estaba André?- pregunto una adolorida arquitecto
-No, me contesto una mujer, dijo que se llamaba Lisa
-¿Qué le dijiste?
-Que estabas aquí, que habías tenido un accidente
-Rayos... No debiste decirle... Dios santo ahora comenzaran las preguntas
-Pero si vendrán por ti y estarás mejor
-No... No estaré mejor, si no que Lisa estará sobre mi todo el día
-Pero relájate... Ahora debes sanar tu brazo
-Lo sé y lo peor es que con este brazo hago los planos y todo- La cara de Gabriela no era la mejor, además del brazo, tenia la nariz resentida, morada por el golpe y una herida, pero todo tapado con un parche- Debo verme divertida con todo esto
-La verdad sí- rió un poco Joan y Gabriela la siguió, así el ambiente se relajo un poco y ambas se durmieron, Joan apoyada a lo pies de Gabriela, hasta que el ruido de la puerta las despertó. Un poco adolorida Gabriela abrió los ojos y vio a Lisa, a quien le brotaban lágrimas de sus azules ojos.
-¿Qué paso?- la abrazo despacio
-Nada, nada
-¿Y quien es ella?- apunto a la rubia
Gabriela no sabia que decir, la rubia no era su amiga, no era su novia, solo una puta, una mujerzuela
-¿Es tu novia acaso?... La veo muy a gusto durmiendo mientras te tiene tomada de la mano- Cierto, la rubia se veía tan relajada durmiendo y además tenía suavemente tomada de la mano a Gabriela y esta última no pudo evitar sonreír.
-¿Qué tiene que ver eso?... ¿Acaso son celos Lisa?
-No...-Respondió dubitativa- ¿Pero dime qué fue lo que te paso?
-Te digo nada- hablo casi susurrante
-¿Por qué hablas tan bajo?
-No quiero despertarla, no paso una buena noche... Sólo pídeme un taxi para irme a casa
-Pero si yo te puedo llevar- inquirió
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CONTINUARA...
CONTINUARA...
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