jueves, 29 de diciembre de 2011

Extraña II


Necesitaba un baño urgente, aun que ¿Para qué tanta parafernalia?, si solo saldría con una puta, pero aún así debía ir presentable, Gabriela tampoco era una mujer descuidada, por lo tanto fue a su casa de igual manera y ahí por fin, medito sobre ir o no, sobre ir a la casa de los Spinoza, pero ¿Por qué no disfrutar de un ambiente diferente al del hogar de su compañero de trabajo?, así que se baño lo más rápido posible, eligió un lindo conjunto, pantalón negro, una polera gris y un blazer negro también, peino su cabello en una cola de caballo, se maquillo un poco, algo de brillo en los labios y estaba completamente lista, escucho su celular y por el tono de este supuso que era un mensaje, pero lo ignoro, salio a toda prisa.

Miro su reloj, las 9:15 estaba bien en la hora, iría en auto, saco de su chaqueta la tarjeta de la joven, reviso la dirección, extrañamente la joven vivía cerca del trabajo de Gabriela, así que en 10min. estaría ahí y así fue, se encontró afuera de un lujoso edificio, lo miro bien incluyendo la placa que sirve de presentación de los edificios y en esta se encontraba inscrito el nombre de la arquitecto y lo recordó; el edificio en cuestión era uno de los primeros proyecto en los que participo, ahora si todo le parecía una broma, rió un poco y se dispuso a entrar en aquel edificio, este tenía 30 pisos y cada inquilino era propietario de un piso completo, además todos poseían una llave del ascensor, por lo tanto para subir se requería permiso del propietario. Gabriela se acerco al conserje para preguntar por Joan, el hombre de edad le otorgo una llave que la llevaría directamente donde la joven, esas llaves se introducían en una cerradura especial, según la llave era el piso, Joan vivía en el piso 30 y por lo que podía recordar este era el más grande de todos, saco conclusiones, al parecer la cabaretera era una mujer con mucho dinero o muchos amantes, imagino que hasta políticos, mafiosos y tipos de esa calaña, se habían acostado con la meretriz y en un momento sintió asco, no podía imaginar las cosas que hacía y aun que fuera un trabajo le parecía atroz que una mujer tuviera que usar esas estrategias para ascender en la vida ."Todos tenemos motivos para ser quienes somos" pensó, ya estaba en el piso 29, reviso su reloj, las 9:30 en punto, arreglo un poco su chaqueta, respiro hondo, los nervios estaba apareciendo, escucho la campanilla que indica la llegada al piso en cuestión. La puerta abrió de par en par, frente a ella, estaba el piso mas lujoso que podía haber imaginado, inspecciono todo con mirada critica, pero lo más extraño era que aun no aparecía su anfitriona, comenzó a sospechar que era una jugarreta del propio André, ¿Por qué como una cabaretera podía tener semejante lugar para ella sola?
 Escucho unos ruidos extraños, más bien el ruido de alguien cayéndose, y ahí despertó de su letargo, caminó rápido al lugar donde había escuchado el sonido, entro despacio y no le dio crédito a sus ojos, frente a ella, un hombre corpulento, semidesnudo y con un gran tatuaje en el brazo, forcejeaba con la rubia, que estaba completamente desnuda y de un momento a otro cegada por la rabia Gabriela se abalanzo sobre el hombre, el cual solo con agitar su brazo se la saco de encima, pero la joven se lanzo nuevamente con las fuerza que tenía y logro que el hombre soltara a Joan, quien gritaba una y otra vez desesperada sin saber que hacer, el hombre se acerco con mirada asesina a Gabriela, la tomo por el cuello tratando de asfixiarla, pero la arquitecto un poco mas rápida le dio un golpe bajo en los genitales y el hombre callo estrepitosamente quejándose, pero tomo una pierna de la arquitecto haciéndola caer, la arrastro hacia él y le quebró el brazo derecho a la joven y seguido de eso un puñetazo en la nariz, la cual sangro estrepitosamente, el dolor era demasiado fuerte, Gabriela solo gritaba, con la cara toda ensangrentada, pero llena de adrenalina con el brazo libre y con todas sus fuerzas le dio un golpe en la cara al corpulento hombre que aun yacía en el suelo, le dio uno en el ojos y cuando el hombre se cubrió y la soltó, rápidamente se puso de pie y con la pierna derecha le dio una patada en la cara y le piso la mano hasta sentir como se quebraran los huesos de este, el agresor quedo inconsciente tal vez de dolor o quizás Gabriela le dio en una parte delicada, pero así rápidamente llamo a la policía, minutos más tarde, las jóvenes se encontraban en el hospital, ya que al ver el desastre que había quedado en el departamento y el estado deplorable de Gabriela y unas evidentes marcas de golpes en Joan, fueron llevadas ahí y un hombre de unos 40 años les tomaba declaración a las jóvenes y el matón de turno estaba abajo siendo llevado a comisaría.

-Cuénteme Señorita Klimt, ¿Qué fue lo que paso?

-Bueno, yo venía por la señorita, la llevaría a cenar, pero cuando llegue escuche ruidos extraños, así que fui a ver y fui testigo de como el hombre trataba de violar a la señorita y trate de sacárselo de encima, forcejee con él, como ve mi brazo derecho está hecho un desastre y me dio un golpe en la nariz, y yo me tuve que defender como pude.

-Así veo... Señorita Klimt gracias por su declaración, pero su deber era llamar a la policía primero, no dárselas de héroe, luego sera llamada a declarar a un tribunal, el hombre con el cual paso todo es un fugitivo, muchas gracias por su ayuda de todas formas.

A Joan le habían tomado declaración por separado, así que pasaron unas horas para que pudieran verse, Gabriela permanecía recostada en una camilla, ya que al parecer no solo tenía el brazo quebrado si no que un esguince en el pie izquierdo, por lo tanto no se podía mover mucho, lo único que hacía era quejarse y suspirar.
-Pero quien me manda a hacer de heroína, si soy una debilucha- se decía así misma en voz alta
-Pues yo no pienso eso...- Escucho la voz de la rubia, que entraba a la habitación- Gracias por salvarme-
-No me las des... Cualquiera hubiera hecho lo mismo- Hablo recta, casi rabotica.
-Ahora yo te debo mucho- Se acerco y le acaricio la frente, se sentó en una silla cercana a la camilla
-No debes hacer nada por mi...-Hablo casi suspirando...-Solo una última cosa... Toma mi celular y busca el nombre de André Spinoza y llámalo para que me venga a recojer
Dicho así, la joven marco pero no contestaba hasta que por fin atendió, pero no era la voz de el, si no la de una chica, la voz de Lisa.
-Gabriela? estás con André?
-Disculpe...No habla con Gabriela, pero ella necesita que la vengan a buscar a la clínica Almeida, puede decirle al señor Spinoza que venga por ella.
-¿Qué le paso a Gabriela?, yo soy amiga de ella, soy Lisa la esposa de André
-Tuvo un accidente
-Voy para allá- y colgó, Joan le entrego el celular a Gabriela
-Estaba André?- pregunto una adolorida arquitecto
-No, me contesto una mujer, dijo que se llamaba Lisa
-¿Qué le dijiste?
-Que estabas aquí, que habías tenido un accidente
-Rayos... No debiste decirle... Dios santo ahora comenzaran las preguntas
-Pero si vendrán por ti y estarás mejor
-No... No estaré mejor, si no que Lisa estará sobre mi todo el día
-Pero relájate... Ahora debes sanar tu brazo
-Lo sé y lo peor es que con este brazo hago los planos y todo- La cara de Gabriela no era la mejor, además del brazo, tenia la nariz resentida, morada por el golpe y una herida, pero todo tapado con un parche- Debo verme divertida con todo esto
-La verdad sí- rió un poco Joan y Gabriela la siguió, así el ambiente se relajo un poco y ambas se durmieron, Joan apoyada a lo pies de Gabriela, hasta que el ruido de la puerta las despertó. Un poco adolorida Gabriela abrió los ojos y vio a Lisa, a quien le brotaban lágrimas de sus azules ojos.
-¿Qué paso?- la abrazo despacio
-Nada, nada
-¿Y quien es ella?- apunto a la rubia
Gabriela no sabia que decir, la rubia no era su amiga, no era su novia, solo una puta, una mujerzuela
-¿Es tu novia acaso?... La veo muy a gusto durmiendo mientras te tiene tomada de la mano- Cierto, la rubia se veía tan relajada durmiendo y además tenía suavemente tomada de la mano a Gabriela y esta última no pudo evitar sonreír.
-¿Qué tiene que ver eso?... ¿Acaso son celos Lisa?
-No...-Respondió dubitativa- ¿Pero dime qué fue lo que te paso?
-Te digo nada- hablo casi susurrante
-¿Por qué hablas tan bajo?
-No quiero despertarla, no paso una buena noche... Sólo pídeme un taxi para irme a casa
-Pero si yo te puedo llevar- inquirió
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CONTINUARA...


martes, 27 de diciembre de 2011

Extraña

EXTRAÑA.

Ya estaba un poco fastidiada de la vida de oficina, siempre lo mismo, pero en el fondo ese era  el trabajo que amaba, trabaja en una constructora, tenía su oficina propia, con esos sillones que indican que tienes un alto puesto, con esos que tus compañeros de trabajo envidian, pero que a veces te aburren, sobre todo cuando no existe ningún proyecto que te entusiasme, así se encontraba Gabriela Klimt que ya no encontraba proyectos interesantes, nada le quitaba el sueño últimamente, de cierta manera necesitaba más energía, más vida, alguien que le robara las sonrisas o incluso que la hiciera llorar, ¿Por qué algo tan drástico?… Simple, ya no sentía nada por nadie ni nada, tampoco se había vuelto una persona banal o egoísta, tan solo nada la movía.

La tarde había caído estrepitosamente sin que ella se diera cuenta, ya llevaba horas y horas revisando papeles, ordenando su oficina, despachando materiales y un centenar de tramites, miro el reloj, las 11pm, sintió un poco de incertidumbre pero no sabía porque, sabia que llegaría a casa, dormiría y en la mañana temprano saldría de casa para nuevamente estar detrás del escritorio que ocupaba precisamente en estos momentos.
Aun quedaba gente en la oficina, algunos compañeros de trabajo, esos que hacen hora para llegar tarde a casa para no ver a sus esposas, algunos que siempre quieren ir por una copa. Gabriela tomo sus cosas, un pesado bolso y algunas carpetas, se despidió de los que se encontraban ahí, pero uno hombre de 1.80mts la detuvo y le sonrió.
-Vamos por una copa?
-André…¿No quieres ver a tu mujer?
-No… Demasiados problemas
-¿Y? ¿Qué le dirás?, ¿Qué te quedaste trabajando conmigo?... Lisa pensara que soy tu amante o que sé yo.
-No, pero no pensara que ando tras alguna mujer, sabes que te tiene confianza-
-Pues bien, vamos entonces, ¿Dónde me llevaras?-

La verdad, siempre que salía con André, terminaban en un bar de mala muerte, de esos que apestan y esta lleno de borrachos buscando pelea, pero a ambos les quedaban esos lugares, ya que eran unos busca pleitos, pero Gabriela no quería terminar nuevamente con el labio rajado o André con un brazo roto. André Spinoza de 25 años al igual que Gabriela era un hombre de armas tomar, su cabello negro azabache y su blanquecina sonrisa de galán lo caracterizaba, pero nunca tuvo efecto sobre Gabriela, que eran más hermanos que compañeros de trabajo.
-Hace tiempo quiero visitar un lugar- Habló André con voz ronca- Pero esta vez te aseguro que no habrán problemas, me han comentado que todo es muy tranquilo y tengo la sensación de que también te agradara, además andamos vestidos para la ocasión- Sonrió para luego bajar al garaje e ir en su auto.
Se estacionaron en una calle bastante pintoresca, la verdad tenía aspecto de ser un “Barrio rojo” en donde están todos los cabaret, café con piernas y tugurios de esas clases, Gabriela hizo una mueca de desagrado y André rió.
-No que era un lugar tranquilo… Mentiras
-Hey! Gabriela cálmate… Sígueme
Entraron a un pasaje angosto, se pararon frente a una puerta negra de metal, parecidas a esas típicas de fabricas, en donde pasan cosas terroríficas, toco un par de veces, se asomo un hombre un tanto corpulento, pero de sonrisa afable, este abrió la puerta, primero se adentro André y luego Gabriela con un aspecto algo tenso y justo ahí, frente a sus ojos, vio algo que solo en películas se ve… Un fantástico cabaret, uno parecido a la película Moulin Rouge, quedo boquiabierta, frente a ella, hermosas mujeres, cuerpo esculpidos a mano, corsé por doquier, champán y tragos con fuertes colores iban y venían, André la hizo volver en sí y la tomo del brazo guiándola a un sofá cerca del escenario.
-Ves? Te dije, este es un lugar tranquilo… Uno de mis amigos me lo recomendó y no quise venir solo… Sé que tú me acompañas en todo.
-Sí, pero esto es ridículo.
-Ridículo?...¿Por qué?,-Pregunto casi incrédulo- Si aquí hay hermosas chicas, luces, alegría Gabriela, Alegría- Recalco esta ultima palabra- Ahora solo disfruta, que yo invito.
Gabriela, suspiro y no pasaron ni 5 minutos y dos hermosas jóvenes se acercaron al par. Una de ellas rubia casi de cabello platinado, de busto voluptuoso, pero de sonrisa picara, coqueta, ojos celestes, parecía más una actriz porno que otra cosa, no llevaba mucha ropa, mas bien su cuerpo era cubierto solo por la tela de encaje del sostén y las pataletas, esta se sentó en las piernas de Gabriela, quien no sabía como reaccionar, pero la rubia más inteligente, tomo una de las manos de esta y la coloco sobre su pierna, y Klimt casi se desmaya, por su parte André, solo se rió, además a su lado, se encontraba una pelirroja de infarto, de busto normal, pero de blanca piel y labios carnoso, ojos como zafiros, que lo primero que hizo, fue besar a André.

-Esto no…-Alcanzo a decir antes de que la rubia besara tiernamente a Gabriela y cuando el beso termino, esta ultima sólo pudo poner mala cara, segundos después aparto a la rubia y tomo a André por la camisa  arrastrándolo a una esquina.
-Si me querías traer a una prostíbulo, deberías haberme dicho- hablo molesta
-Tranquilízate, solo pasa un buen rato
-No quiero llevar una mujerzuela a la cama
-Pero si te encantan
-Lo sé, pero no quiero una ramera- luego de esas palabras lo que sintió fue un fuerte golpe en su mejilla.
-No soy una ramera, ¿Quién te crees que eres?- Le grito a la arquitecto
-Uf pues para mi si, eres una PUTA, con todas sus letras- Hablo despreciativa,  justo cuando veía venir otro golpe, para en seco a la rubia.
-Este es mi trabajo, imbécil-
-Entonces te dejo trabajando… Me largo de esta estupidez! Y André, me llevo tu auto, nos vemos mañana- Grito y salió empujando a todos los que se encontraban en su camino, al único que le sonrió fue al corpulento hombre de la entrada quien le devolvió la sonrisa.
Así, salió maldiciendo al mismo diablo, arranco a toda velocidad y llego a su departamento y en el camino recordó que no llevaba su móvil, lo mas probable es que estuviera en su auto o en su oficina, bueno importaba bien poco, las únicas llamadas que recibía eran las del trabajo y si no contestaba, eran redireccionadas a teléfono de la oficina.
Jamás se había molestado tanto… Es que Gabriela, era demasiado formal para algo así, si quería a alguien, lo hacia de manera adecuada o anticuada, invitaba a la chica en cuestión a salir, así y se daba algo más o si le gustaba mas de la cuenta actuaba, pero ir a un prostíbulo por una chica, era demasiado bajo para ella y mas aun llevada a traición, prefería andar por ahí peleándose con gañanes que otra cosa, pero ya era tarde y necesitaba descansar, se metió a la ducha, tomo un baño de tina y acto seguido se fue a la cama.
A la mañana siguiente, el timbre sonaba una y otra vez de manera irritante, en pijama Gabriela se levanto y solo rió al ver que André estaba en la puerta, con la ropa llena de labial y de trago.
-Hueles a diablos André!
-Maldita seas Gabriela.
-Hey no me culpes, yo no tengo nada que ver… Pero ya, pasa y ve a bañarte, debo suponer que Lisa no sabe nada y debe estar preocupada, cuando lleguemos a la oficina yo la llamare y le diré que dormiste acá porque estábamos viendo un proyecto o que se yo.
-Gracias…
Mientras André se bañaba, Gabriela buscaba su móvil y si, debía estar en la oficina, pasado 20min, André ya estaba hasta vestido, el joven muy astuto, siempre dejaba trajes en la casa de la joven arquitecto, además ambos casi siempre vestían iguales, como si fueran hermanos o algo así, Gabriela se metió a bañar y en 30min ambos estaban en la oficina, y acto seguido la arquitecto llamaba a Lisa.
-Hola.
-Gabriela?, dime... ¿Excusaras a André?
-Eh? Si!, estaba en mi casa para variar, proyectos que ver y cosas así
-No sé porque te creo, pero bueno, los espero a ambos para cenar.
-Gracias Lisa
-No sé porque no me fui contigo cuando me lo ofreciste- respondió lastimosa y colgó.
-Que te dijo la Lisa…
-Nada, que nos esperaba a cenar.

Hace casi unos 3 años cuando Gabriela aun no se titulaba, ella y Lisa, tenía una relación que jamás se concreto, simplemente porque esta última tenía un miedo enorme al que dirán, además quería tener hijos, una familia, cosa que Gabriela le ofreció pero la otra joven fue cegada por el miedo.

Cada uno fue a su puesto de trabajo correspondiente, para el agrado de ambos aun no llegaba ni el jefe, pero aun así querían adelantar trabajo, para no tener que llevar nada a casa, aun que de cierta manera Gabriela se entretenía bastante revisando papeleo el fin de semana si no tenía nada que hacer, algunas veces cenaba con los Spinoza, usualmente Lisa era quien extendía la invitación, pero de la misma manera las rechazaba, le era incomodo observar como André no tomaba en cuenta a su hermosa esposa, solo asistía cuando se veía sobrepasada en llamadas de la joven mujer.
Bajo por un café un mokaccino, ese generalmente era su desayuno con un panecillo con nueces, Gabriela no era muy adicta a los chocolates, pero si estos eran mezclados con café, era lo mejor, poco a poco mientras bajaba por el ascensor vio como el edificio se llenaba de gente, ahora si, eran las 8am y todo comenzaba a funcionar como un reloj, con los engranajes perfectos, saludo a varios compañeros, a otros solo les dedico una sonrisa, en la oficina se respiraba un agradable olor a café y a chocolate, era normal, la mayoría para despertar tomaban esas bebidas, en 2 horas había hecho la mayoría del trabajo, hoy en realidad no había mucho, solo supervisar una obra, debía estar ahí a las 2 pm y solo eran las 10 am no paso mucho tiempo y comenzó a dormirse, ya era habitual dormir ahí, por lo menos tenía un sofá de 3 cuerpos en su amada oficina, así que le paso un mensaje a su secretaria diciendo que nadie la molestara, pero dicha secretaria ya sabía que la arquitecto dormía a veces y este era el motivo del mensaje de "No molestar" Gabriela se tendió sobre el sofá y no pasaron ni 3 segundos y ya descansaba plácidamente, descalza e incluso se saco la camisa que llevaba hoy, la dejo en el perchero, siempre llevaba una polera debajo, así que estaba cómoda, pero como todo en la vida, nada es para siempre y escucho la voz de su secretaria llamándola.

-Marta, estoy ocupada, quien quiera que sea que vuelva más tarde…
-Señorita Klimt, aquí hay una joven que insiste en verla y no se quiere retirar
-Pues bien hazla pasar- respondió molesta
Se puso la camisa y sus zapatos, tomo una posición mas recta y se sentó tras su escritorio y su placa dorada donde esta inscrito perfectamente su nombre “Gabriela Klimt”, pasaron unos segundo y tocaron a la puerta, a lo que Gabriela respondió con un “adelante” de tono firme, nuevamente como la noche anterior, quedo boquiabierta, frente a sus oscuros ojos, la platinada chica de la noche anterior se sentaba frente a ella, cruzando las piernas frente a una estupefacta Gabriela.
-Así que “Gabriela Klimt”- pronuncio sensual la rubia
-Sí, dígame que necesita señorita-
-Qué formal!- rió picaramente la rubia
-Sólo pregunto por protocolo, como ha llegado aquí, hay algo que necesite de mí- Hablo más formal de lo habitual
-La verdad he venido a dejarte algo querida- y de su bolso saco el móvil de Gabriela
-¿Cómo?, ¿Dónde?...Gracias- dijo aliviada- Además siento haberme comportado como una imbécil ayer en la noche, ¿De qué manera puedo pagarte?
-Llévame a cenar- sonrió casi satisfecha la bailarina
-Eh?...Pues bien, yo la llevare a cenar, a donde paso por usted?
-Pues a mi casa… Aquí esta mi tarjeta…- así se paro lentamente, se acerco a Gabriela y le beso la mejilla… -Hoy a las 9:30 Pm… Espero por ti- le susurro en el oído… Segundos mas tarde, la arquitecto aun no comprendía lo que había sucedido, si bien, la platinada le devolvió el móvil, ahora tenía una cita con ella, miraba la tarjeta, una rosada, con letras negras y una tipografía muy decente que llevaba un perfume bastante exquisito, la verdad pensó que la tarjeta seria de esas de poca monta, con un perfume barato, pero al parecer la rubia, llamada “Joan” como decía la tarjeta, era una mujer bastante detallista. Guardo la tarjeta en el bolsillo de su chaqueta y salió de su oficina camino a la de André, en el pasillo, todos comentaban acerca de la rubia despampanante que había pasado por ahí, escucho también que parecía actriz porno y no lo pudo evitar, se fue riendo, hasta llegar a la oficina de Spinoza .
-¿Así que la rubia estuvo aquí?- dijo al tiempo que levantaba una ceja.
-La chica tenía mi móvil, así que me lo vino a dejar- respondió sonriendo
-Tal vez te lo robo y esta fue la excusa para verte y veo que te entusiasma la cabaretera.
-No, jamás…Tengo dignidad André… Pero tengo un problema…La llevare a cenar- hablo casi con pesadez
André comenzó a reír y no paraba, obvio le parecía cómico, que su mejor amiga, llevara a una cualquiera a cenar a una puta, con todas sus letras.
-Por lo tanto no iré a cenar con ustedes, discúlpame con Lisa.
Luego de ello, volvió a la oficina y lo peor de todo es que no podía sacarse a la rubia de la cabeza, es que había que decirlo, fuera o no una cabaretera, era guapa, tenia una sonrisa bonita, la chica era un ángel, lo peor de todo, era que no tenía la imágen de ella de hoy, si no la de la noche anterior, esa imagen en donde estaba casi desnuda, pero debía sacársela de la cabeza, si sólo era una cualquiera y la cena, sólo sería para agradecer.

Se arreglo un poco, debía supervisar una obra, cogió su auto y partió, al llegar todos los obreros la saludaron cortésmente, algunos de ellos ya la conocían, Gabriela Klimt, era de esas personas que son fáciles de querer, porque era una joven simpática, de buen humor, porque jamás hacia juicios de valor, a pesar de no creer ya en nada ni en nadie, sabía que los demás no tenían la mínima culpa de ese comportamiento y por ello mismo jamás dejaría que otros pagaran los platos rotos, no estuvo mucho tiempo, más que nada fue a revisar unas cosas, pero se sentía cansada, así que entro a su auto y se durmió afuera de la obra, no se sabe cuanto tiempo paso, pero su celular sonó y del otro lado, la voz del joven André.

-Donde estas?
-En mi auto
-Gabriela son las 8 de la tarde…
-Demonios… He dormido todo el día… Rayos, voy para allá

Arranco a toda velocidad, debía estar en la empresa, para entregar unos informes, justo a tiempo, con carpeta en mano, fue donde el jefe, fue sumamente corto el tramite, hablo sobre tramites de la obra con el jefe, hasta se rieron con algunas cosas y las 8:45 ya estaba lista, pero ahora venía otro percance, su cita con Joan, no tenía tiempo de pasar a su casa a cambiarse, pero necesitaba un baño.

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CONTINUARA

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Dialogo de dos componentes


-¿Qué es lo que deseas? pregunto el corazón al alma y el alma solo se quedo en silencio...

-Sé lo que quieres- respondió el corazón herido

Lleno de vendas, de moretones, incluso le faltaban partes, ya no tenia esa apariencia fuerte de antes, ahora mas bien se veía sumamente débil, el alma lo miro y igual que el corazón, el alma estaba hecha trizas, era como un cristal roto, pocas partes de ella estaban en pie, y las otras partes estaban regadas por todo el lugar, incapaz de volver a ponerla en su lugar, el alma las dejo ahí, esperando que el tiempo regenerara cada parte de ella, pero estaba llena de vendas y heridas que una vez mas había sido abiertas.

-Debemos dejar de buscar esa parte que nos falta- hablo por fin el alma

-Lo sé... Sé que el tiempo sera nuestro aliado en todo esto... Pero necesitamos que alguien nos componga, que nos vuelva a armar o que simplemente nos deje descansar.

-No podemos irnos aun que quisieramos, porque a pesar de todo, amamos nuestra vida- dijo el alma

-También lo sé, pero dime, ¿por qué?, ¿por qué seguimos luchando de manera tan desesperada?, es que acaso no hemos aprendido de que es una batalla perdida, que por más que nos arreglen, siempre terminamos destrozados- dijo con pesadez y derramo algunas lágrimas.

-Que podemos hacer? Sabes que esperaría el tiempo que fuera necesario, para que nos arreglen y podamos estar en paz otra vez... Pero caemos en la desesperación, porque sabemos que nuestra otra parte, esta vagando sola por ahí y que tal vez tenga el mismo miedo que tenemos nosotros-

-Pero nosotros nos hemos acercado lo suficiente para hacerla entender o no- hablo el corazón mas enfadado que otra cosa, era sumamente injusto... Desde hace ya un tiempo, tanto el alma como el corazón tenían esta converzaciones para saber que hacer.

-Esta claro que hemos hecho lo posible, pero tal vez nos ha faltado enteresa, mas comprensión, a veces nosotros también hemos sido egoístas con esa princesa.- reflexiono el alma

-Pero ambos intuimos de que esa princesa no nos quiere- reprocho

-Aun así, nosotros si la queremos a ella, no importa como nos trate o si juega con nosotros- suspiro el alma

-Porque ambos sabemos que esa princesa esta igual de dañada que nosotros, tal vez deberíamos dejarla sola y terminar de molestarla, quizás deberíamos dejar de pensar en ser un caballero de la justicia- rió un poco el corazón.

-Pero jamás podríamos hacerlo, porque necesitamos alguien que nos ame o que nos quiera aun que sea un poco, pero a que precio... También es injusto para nosotros, nadie es capaz de entendernos.-

-Sé que ambos estamos aburridos, de que siempre nos tiren al tacho de la basura, se que ambos estamos sumamente cansados de seguir viviendo así, pero sabes que es lo que más temo.- dijo el corazón.

-Sí lo sé... convertirnos en hielo, levantar unos gigantescos muros, construir un cuarto en donde nos encierren con llave desde fuera, para que no podamos hacer nada más.

-Tal vez solo debamos esperar...- Hablo por ultima vez el alma, para desmayarse

-Sí tal vez debamos esperar un poco más... Ojala nuestra princesa se de cuenta de todo- respondió y de la misma manera se desmayo.

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Jun Mutsu