Capítulo 7
-Será mejor que me valla- dije tomando mis
cosas.
-¿Madre estás ocupada?- Una voz detrás de la
puerta y seguida de unos leves golpecitos -Vi salir a André de la editorial, déjame
pasar necesito hablar contigo-
Acto seguido ambas hablaban dentro de la
oficina, mientras que yo estaba en el baño escondiéndome y ahí vi mi rostro en el espejo
desfigurado totalmente, no me reconocía para nada, el labio rajado, un corte en
el tabique y el ojo hinchado.
-Isabella- dije en voz baja y
comencé a escuchar atentamente.
-Dime ¿Sofía vino a trabajar? Vi sus cosas en
la sala de redacción- Escuchaba perfectamente desde el baño- Mamá estoy
demasiado preocupada por su salud y por lo que pueda hacer André contra ella-
Hablo desesperada. -Ayer cometí un error atroz, la eche de mi casa, sabiendo que tenía que guardar reposo y que estaba cansada, mamá quiero demasiado
a Sofía como para dejarla, sé que todo esto es difícil, pero estoy tan decidida
a dar este paso por ella y ella… Ella no me deja – sollozó
-Hija debes tratar de entender a Sofía- respondió su madre y el silencio reino en la oficina para luego escuchar la puerta cerrando y supuse que ya se había ido, salí del baño con el hielo envuelto en una pequeña toalla y lo puse sobre mi cara.
-Hija debes tratar de entender a Sofía- respondió su madre y el silencio reino en la oficina para luego escuchar la puerta cerrando y supuse que ya se había ido, salí del baño con el hielo envuelto en una pequeña toalla y lo puse sobre mi cara.
-Alice, me iré sola a casa, estoy me- levante
la mirada y solo me encontré con Isabella cruzada de brazos con el ceño fruncido
y con una mirada de reproche, le di la espalda
-¿Qué te paso?- toco mi hombro y su tono de voz
era tan sereno, quizás solo estaba manteniendo la compostura.
-Nada-
-¿Por qué está tu ropa manchada con sangre?-
mire de reojo y sostenía las prendas entre sus dedos… Su voz aun era tranquila,
quizás supone que escuche todo lo que le había contado a su madre.
-Por nada- En ningún momento la mire, mantuve
mi cabeza gacha.
-No puede ser por nada… ¿Fue André cierto?
-No…- Mi voz fue tajante y con ella le quite de
las manos mi ropa.
-Pero si hasta tu polera esta manchada en el
pecho- Dicho esto se acerco a mí, y tomo mi rostro por la barbilla al ver mi
rostro desfigurado se alarmo…- Dios mío Sofía... ¿Qué te hizo ese estúpido?
- nada- insistí en el hecho, aun que es
bastante obvio
-Sofía sé que tú no eres violenta, creo que
eres la mujer más pacifica del mundo… ¿Fue André cierto?... ¿Cómo deje que esto
sucediera?- decía con los ojos cristalizados y a punto del llanto.
Mire hacia otro lado, como tratando de negar el
hecho, pero Isabella tenía razón.
-Lo siento- Se escudo en mi hombro y lloro
amargamente, no tuve más opción que abrazarla… - Perdóname… Todo esto ha salido
mal, termine con André, discutimos, me pregunto porque lo dejaba y me desespere
y le conté lo de nosotras- decía mientras lloraba ocultándose en mi hombro.
-Ya no importa Isabella- Trate de sonreír pero
el dolor no me dejaba.
-Vamos a la clínica, por favor- me suplico y acaricio mi mejilla.
-No quiero, me curare en casa- hable despreocupadamente.
-No, debemos ir- hablo Alice.
- ¿Qué? Ud. También, si no es para tanto- atribuí.
-¿Cómo que no es para tanto?- respondió Isabella
y apretó mi labio, di un grito leve, con eso ella tenía de sobra una prueba de
lo delicada que estaba mi rostro.
Así, a regaña dientes partimos las tres a la
Clínica Lozano, obviamente fui atendida enseguida, el doctor Lozano miro mi
labio, limpio y suturo, hizo lo mismo con mi nariz, la reviso el corte no era
tan profundo, era más bien leve, aun así también suturo, el dolor era
insoportable, pero me puso un ungüento el cual me anestesio un poco, para luego
poner una especie de parche en la nariz y me dio antiinflamatorios para cada
ocho horas; luego mi mano, toco los nudillos, examino a simple vista y con ello
dio un pequeño diagnostico el cual era un esguince en la mano, pero primero
dijo que para asegurarse era mejor una radiografía, así luego de unos veinte
minutos estaba fuera de rayos X, pasaron una hora aproximadamente, la
radiografía estaba lista y con ello vino el acertado diagnostico del doctor, un
esguince en la mano, así que estaría con yeso durante unas semanas para sanar
la luxación… Como era de esperarse, Lozano junto con Alice e Isabella me dieron
una especie de charla acerca de lo irresponsable que soy con mi salud, que me
cuido poco y cosas por el estilo, en el fondo lo agradecí porque vi en ellos
preocupación por mi y sobre todo cariño… Isabella se sentó junto a mí, apoyo su
cabeza en mi hombro, me dio un pequeño y delicado beso en el mientras que
entrelazaba sus manos a las mías.
-Debo decir que hacen una… Como decirlo, una
pareja bastante especial- Dijo Lozano- Nunca pensé que vería a una mujer tan
feliz como tu hija Alice.
-Sí, debo admitirlo que lo son- Las palabras de
la mujer fueron dulces.
Después de estas palabras, salíamos de la clínica,
de mi mano iba Isabella y esta a su vez del brazo de su madre.
-Madre puedes irte sola, yo iré con Sofía a
caminar.
-Están seguras-
-Si, no te preocupes.
Me pareció extraña la petición, aun así, nos
despedimos de Alice y esta me hizo prometer que me tomaría una semana de
vacaciones a lo que yo asentí… Cerca de la clínica había un parque, en cual se
encontraba una gran y bella pileta de mármol donde se veían a los niños jugar,
las abuelitas sentadas en las bancas dando de comer a las palomas y novios
caminando amorosamente de la mano, Isabella se sentó en el pasto e hizo un
ademán para que me sentara junto a ella, me estire en la hierba, era bastante
molesto el yeso, pero no podía hacer nada, solo suspire.
-Quiero disculparme por lo de ayer… Creo que no
fui prudente.
-Realmente yo tampoco lo fui y también me
equivoque… Isabella fui muy estúpida y sé que-
-Ya no importa- sonrió, la mire y busque su
mano
-Si… Ya no importa… Creo que sí, me iré a vivir
contigo.
-¿Si?- Sus ojos brillaron, se veía
maravillosamente hermosa, una vez más me sentí embobada por su belleza.
Estuvimos estiradas en la hierba, a ratos
algunos perros y cachorros se nos acercaban y tomaban el sol con nosotras, los
niños jugueteaban alrededor, más de alguno pregunto que me había
pasado, otros me miraban impresionados, uno de ellos, una pequeña de unos 6
años se sentó junto a mí y con su manito toco mi labio y luego dijo:
-“No te duele”- a lo que yo reí y respondí.-
“No estoy bien, ¿Por qué?
-“Porque una vez me caí y me rompí la rodilla
mira”- me mostró su rodilla y tenía una pequeña herida.
-¡OH! ¿Y ahora te duele?-. Me miro, rió y luego
orgullosamente dijo –“NO”-Se quedo con nosotras unos minutos y luego su madre
la llamo, la pequeñas era adorable, con el cabello rubio y las mejillas
rosadas, era una muchachita risueña y me recordó a Camille, aun que luego aquel
recuerdo se esfumo.
-Camille- susurre, casi de manera inaudible.
CONTINUARA...
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