miércoles, 30 de mayo de 2012

Un pincel & Un micrófono 7


Capítulo 7



-Será mejor que me valla- dije tomando mis cosas.

-¿Madre estás ocupada?- Una voz detrás de la puerta y seguida de unos leves golpecitos -Vi salir a André de la editorial, déjame pasar necesito hablar contigo-
Acto seguido ambas hablaban dentro de la oficina, mientras que yo estaba en el baño escondiéndome y ahí vi mi rostro en el espejo desfigurado totalmente, no me reconocía para nada, el labio rajado, un corte en el tabique y el ojo hinchado.

-Isabella- dije en voz baja y comencé a escuchar atentamente.

-Dime ¿Sofía vino a trabajar? Vi sus cosas en la sala de redacción- Escuchaba perfectamente desde el baño- Mamá estoy demasiado preocupada por su salud y por lo que pueda hacer André contra ella- Hablo desesperada. -Ayer cometí un error atroz, la eche de mi casa, sabiendo que tenía que guardar reposo y que estaba cansada, mamá quiero demasiado a Sofía como para dejarla, sé que todo esto es difícil, pero estoy tan decidida a dar este paso por ella y ella… Ella no me deja – sollozó
-Hija debes tratar de entender a Sofía- respondió su madre y el silencio reino en la oficina para luego escuchar la puerta cerrando y supuse que ya se había ido, salí del baño con el hielo envuelto en una pequeña toalla y lo puse sobre mi cara.

-Alice, me iré sola a casa, estoy me- levante la mirada y solo me encontré con Isabella cruzada de brazos con el ceño fruncido y con una mirada de reproche, le di la espalda

-¿Qué te paso?- toco mi hombro y su tono de voz era tan sereno, quizás solo estaba manteniendo la compostura.

-Nada-

-¿Por qué está tu ropa manchada con sangre?- mire de reojo y sostenía las prendas entre sus dedos… Su voz aun era tranquila, quizás supone que escuche todo lo que le había contado a su madre.

-Por nada- En ningún momento la mire, mantuve mi cabeza gacha.

-No puede ser por nada… ¿Fue André cierto?

-No…- Mi voz fue tajante y con ella le quite de las manos mi ropa.

-Pero si hasta tu polera esta manchada en el pecho- Dicho esto se acerco a mí, y tomo mi rostro por la barbilla al ver mi rostro desfigurado se alarmo…- Dios mío Sofía... ¿Qué te hizo ese estúpido?

- nada- insistí en el hecho, aun que es bastante obvio

-Sofía sé que tú no eres violenta, creo que eres la mujer más pacifica del mundo… ¿Fue André cierto?... ¿Cómo deje que esto sucediera?- decía con los ojos cristalizados y a punto del llanto.

Mire hacia otro lado, como tratando de negar el hecho, pero Isabella tenía razón.

-Lo siento- Se escudo en mi hombro y lloro amargamente, no tuve más opción que abrazarla… - Perdóname… Todo esto ha salido mal, termine con André, discutimos, me pregunto porque lo dejaba y me desespere y le conté lo de nosotras- decía mientras lloraba ocultándose en mi hombro.

-Ya no importa Isabella- Trate de sonreír pero el dolor no me dejaba.

-Vamos a la clínica, por favor- me suplico y acaricio mi mejilla.

-No quiero, me curare en casa- hable despreocupadamente.
-No, debemos ir- hablo Alice.

- ¿Qué? Ud. También, si no es para tanto- atribuí.
-¿Cómo que no es para tanto?- respondió Isabella y apretó mi labio, di un grito leve, con eso ella tenía de sobra una prueba de lo delicada que estaba mi rostro.
Así, a regaña dientes partimos las tres a la Clínica Lozano, obviamente fui atendida enseguida, el doctor Lozano miro mi labio, limpio y suturo, hizo lo mismo con mi nariz, la reviso el corte no era tan profundo, era más bien leve, aun así también suturo, el dolor era insoportable, pero me puso un ungüento el cual me anestesio un poco, para luego poner una especie de parche en la nariz y me dio antiinflamatorios para cada ocho horas; luego mi mano, toco los nudillos, examino a simple vista y con ello dio un pequeño diagnostico el cual era un esguince en la mano, pero primero dijo que para asegurarse era mejor una radiografía, así luego de unos veinte minutos estaba fuera de rayos X, pasaron una hora aproximadamente, la radiografía estaba lista y con ello vino el acertado diagnostico del doctor, un esguince en la mano, así que estaría con yeso durante unas semanas para sanar la luxación… Como era de esperarse, Lozano junto con Alice e Isabella me dieron una especie de charla acerca de lo irresponsable que soy con mi salud, que me cuido poco y cosas por el estilo, en el fondo lo agradecí porque vi en ellos preocupación por mi y sobre todo cariño… Isabella se sentó junto a mí, apoyo su cabeza en mi hombro, me dio un pequeño y delicado beso en el mientras que entrelazaba sus manos a las mías.

-Debo decir que hacen una… Como decirlo, una pareja bastante especial- Dijo Lozano- Nunca pensé que vería a una mujer tan feliz como tu hija Alice.
-Sí, debo admitirlo que lo son- Las palabras de la mujer fueron dulces.
Después de estas palabras, salíamos de la clínica, de mi mano iba Isabella y esta a su vez del brazo de su madre.
-Madre puedes irte sola, yo iré con Sofía a caminar.
-Están seguras-
-Si, no te preocupes.
Me pareció extraña la petición, aun así, nos despedimos de Alice y esta me hizo prometer que me tomaría una semana de vacaciones a lo que yo asentí… Cerca de la clínica había un parque, en cual se encontraba una gran y bella pileta de mármol donde se veían a los niños jugar, las abuelitas sentadas en las bancas dando de comer a las palomas y novios caminando amorosamente de la mano, Isabella se sentó en el pasto e hizo un ademán para que me sentara junto a ella, me estire en la hierba, era bastante molesto el yeso, pero no podía hacer nada, solo suspire.
-Quiero disculparme por lo de ayer… Creo que no fui prudente.
-Realmente yo tampoco lo fui y también me equivoque… Isabella fui muy estúpida y sé que-
-Ya no importa- sonrió, la mire y busque su mano
-Si… Ya no importa… Creo que sí, me iré a vivir contigo.
-¿Si?- Sus ojos brillaron, se veía maravillosamente hermosa, una vez más me sentí embobada por su belleza.
Estuvimos estiradas en la hierba, a ratos algunos perros y cachorros se nos acercaban y tomaban el sol con nosotras, los niños jugueteaban alrededor, más de alguno pregunto que me había pasado, otros me miraban impresionados, uno de ellos, una pequeña de unos 6 años se sentó junto a mí y con su manito toco mi labio y luego dijo:

-“No te duele”- a lo que yo reí y respondí.- “No estoy bien, ¿Por qué?

-“Porque una vez me caí y me rompí la rodilla mira”- me mostró su rodilla y tenía una pequeña herida. 

-¡OH! ¿Y ahora te duele?-. Me miro, rió y luego orgullosamente dijo –“NO”-Se quedo con nosotras unos minutos y luego su madre la llamo, la pequeñas era adorable, con el cabello rubio y las mejillas rosadas, era una muchachita risueña y me recordó a Camille, aun que luego aquel recuerdo se esfumo.

-Camille- susurre, casi de manera inaudible.

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CONTINUARA...

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